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En las próximas , más de 2.5 millones de jóvenes ejercerán su voto por primera vez, en un contexto marcado por una profunda crisis política que golpe el país. En ese escenario, un estudio de Datum Internacional para El Comercio analiza el perfil del nuevo elector: más de un 50% se ubica al centro del espectro ideológico y casi un 60% expresa su preferencia por la democracia frente al autoritarismo. Sin embargo, las cifras también ponen en relieve que hay una tarea ciudadana pendiente.

El estudio, realizado entre jóvenes de 17 y 23 años a nivel nacional, recoge que un 65% sostiene que no participaría “de ninguna manera” en política. Siendo la desconfianza en los movimientos una de las principales razones para ello. Además, 8 de cada diez afirma no haber participado en niguna actividad política.

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Héctor Villalobos

A esta desconexión se suma una desinformación generalizada: un 62% de ellos reconoce que está poco o nada informado sobre la política nacional. Apenas un 9% afirma estar bastante o muy informado.

“Una educación más conectada con los retos del país puede ayudar a formar ciudadanos más informados, con una visión más clara de su rol en la democracia, lo que a largo plazo podría traducirse en una mayor participación y compromiso político”.

Urpi Torrado CEO de Datum Internacional

Puntos de vista

Marcelo Cornejo, presidente fundador de CAENE, comentó que, aunque casi el 60% de jóvenes prefiere la democracia “no debemos confiarnos”, pues esta “convive con una preocupante permisividad hacia candidatos autoritarios, alimentada por la desinformación, desinterés y falta de referentes”.

“La mayoría se ubica políticamente al centro, pero sin una comprensión clara del entorno. Además, el bajo interés por la política y el escaso nivel de información revelan un vacío educativo que no está siendo llenado ni por empresarios ni por políticos con visión de desarrollo”, aseveró.

“Pocos líderes se acercan a la academia a formar ciudadanos críticos; prefieren el silencio o las redes. Mientras los amigos y conocidos influyen más que los expertos, dejamos la construcción democrática en manos de la improvisación. Necesitamos convocar voces jóvenes, sí, pero también formarlas con profundidad y propósito, o el riesgo será elegir el autoritarismo creyendo que es una vía rápida hacia el orden o el progreso”, agregó Cornejo.

Por su parte, el analista político Enrique Castillo consideró que la encuesta muestra “una base interesante que indica que los jóvenes apuestan por la democracia y prefieren alejarse de los extremos”. Sin embargo, también un reto para “poder consolidar la institucionalidad desde la base”. Sobre todo, incidió en la forma en la que los jóvenes se nutren de información.

“Buscar que los jóvenes se conviertan en la parte sólida de la sociedad que empuja hacia la democracia termina siendo determinante para que el país pueda tener institucionalidad. Porque son esos jóvenes los que se van a convertir en dos periodos presidenciales más en la parte medular de la formación de la siguiente generación”, aseveró.

Análisis…
Cerrar la brecha

Los jóvenes que votarán por primera vez en las elecciones del 2026 se acercan a la política desde una lógica distinta a la de generaciones anteriores. Para ellos, el voto no es solo un trámite, sino un derecho y un deber democrático. A pesar de no haber tenido experiencia política previa, ven el acto de votar como una herramienta cívica, aunque muchas veces desconectada de un interés real por la política tradicional. Tienen un acercamiento distinto a la política y que puede ser distinto al de otras generaciones, lo que hace que sea difícil de entender.

Asimismo, el contexto en el que los jóvenes peruanos formulan sus opiniones políticas está marcado por el desencanto. A pesar de cuestionar la situación del país y sentirse avergonzados por los niveles de corrupción alcanzados, el 59% expresa una preferencia por la democracia como forma de gobierno. Esto refleja una tensión: hay un deseo de vivir en un sistema democrático, pero también frustración ante su funcionamiento actual.

La mayoría de los jóvenes, sin embargo, reconoce que la educación recibida en su etapa escolar no les ha ayudado a entender cómo funciona el Estado, qué esperar de las instituciones o cómo involucrarse activamente en la política. Existe una brecha clara entre la formación cívica que reciben en el colegio y la comprensión práctica del sistema democrático. Esta falta de conocimiento básico sobre el funcionamiento del Estado y las responsabilidades ciudadanas limita la capacidad de los jóvenes para participar de manera informada en los procesos electorales y en la vida democrática.

Cerrar esta brecha es una oportunidad para fortalecer el vínculo entre los jóvenes y la política. Es fundamental revisar los contenidos curriculares e incorporar una formación cívica más cercana a la realidad, que no solo explique el organigrama del Estado, sino que también fomente el pensamiento crítico y el interés por el debate público. Una educación más conectada con los retos del país puede ayudar a formar ciudadanos más informados, con una visión más clara de su rol en la democracia, lo que a largo plazo podría traducirse en una mayor participación y compromiso político.

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