
En medio de la creciente tensión migratoria en Estados Unidos, las redes sociales se han convertido en ventanas incómodas para el poder. Videos que se multiplican en X (antes Twitter), TikTok, Instagram y Facebook están exponiendo lo que muchos temían pero pocos se atrevían a documentar: operativos del ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas) que rayan en la brutalidad, sin órdenes judiciales visibles y con un despliegue intimidante de fuerza, incluyendo armas largas y vehículos sin distintivos oficiales.
LAS IMÁGENES HABLAN POR SÍ SOLAS
Agentes encapuchados rompen cristales de autos, arrastran a inmigrantes por las extremidades, irrumpen en viviendas sin identificarse y apuntan con sus armas a quienes se atreven a grabar. El mensaje parece claro: no sólo buscan detener, también buscan infundir miedo. Esa táctica ha encendido las alarmas entre defensores de derechos humanos y ha generado un eco de indignación que va más allá de las comunidades migrantes.
Uno de los casos más impactantes ocurrió en el centro comercial de Pico Rivera, en Los Ángeles. Allí, Adrián Andrew Martínez, ciudadano estadounidense de 20 años, fue detenido por intentar defender a un inmigrante que estaba siendo abordado por agentes del ICE. Su madre, desesperada, gritaba a las cámaras: “¡Es ciudadano estadounidense!”. Hoy, su paradero es incierto, y su detención ha despertado dudas sobre los límites —y la legalidad— de las acciones de los agentes.
En Illinois, otro video muestra a un hombre siendo sacado a rastras de su auto en Elgin, frente a su esposa embarazada de ocho meses. ICE no mostró ninguna orden judicial, pero sí rompió la ventana del vehículo y redujo al hombre al pavimento. “¡Mi bebé, por favor, ese es su padre!”, gritaba la mujer mientras la escena se desarrollaba entre gritos, vidrios rotos y cámaras encendidas.
LOS AGENTES NO SE IDENTIFICAN Y ESO AGRAVA MÁS LA SITUACIÓN
Rostros cubiertos, uniformes sin insignias y vehículos sin rotular crean una atmósfera de operativo encubierto más propia de una película que de una democracia. En California, ya se discute una ley que prohíba que los agentes federales operen con el rostro cubierto, buscando al menos devolver algo de transparencia a estos operativos.
Los abogados y organizaciones civiles no han tardado en reaccionar. Recomiendan a la población no intervenir directamente en las acciones del ICE, pero sí documentarlas desde lugares seguros. “Grabar no es un delito, es un acto de defensa civil”, aseguraron. A su vez, insistieron en que cualquier persona que tema ser blanco de estos operativos busque asesoría legal urgente y evite caer en situaciones de riesgo innecesario.
Este nuevo rostro del ICE —más agresivo, más opaco y más mediático— está reconfigurando la relación entre las comunidades y las fuerzas de seguridad federal. Ya no se trata solo de la legalidad del estatus migratorio, sino del derecho a la dignidad, al debido proceso y a no ser violentado en público. Lo que ocurre en estas redadas no es un secreto gubernamental: está en las redes sociales y en la conciencia colectiva de un país que se observa a sí mismo con preocupación.
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Periodista con experiencia en redacción y creación de contenido digital. Soy licenciado de la Universidad Jaime Bausate y Meza. Trabajé en medios de comunicación y agencias de marketing. Experiencia también como fotógrafo en campos deportivos.