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Mientras el inicio de operaciones del ha estado marcado por cancelaciones, congestión y otros desafíos, este artículo se centra en un aspecto que destaca por su precisión y rigor: dos osos andinos y una rana atigrada. Se trata de esculturas de gran formato instaladas al interior de la flamante terminal, resultado de un proceso creativo liderado por el escultor .

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“En efecto, el inicio del aeropuerto no es el que se esperaba. Aparentemente, las operaciones no están al 100%. ¡Ojalá solucionen rápido para beneficio de los viajeros!”, comenta el artista, antes de presentar a Uku, Luki y Kroa, los nombres de los animales que ahora dan la bienvenida a quienes llegan.

La Propuesta y el Concepto

La iniciativa llegó al artista peruano-nikkei hace dos años, a través de la dirección del Museo de Arte de Lima (MALI). Tras evaluar a varios artistas locales, finalmente se eligió al escultor y docente de la Facultad de Arte y Diseño PUCP. Para Higa, fue una grata sorpresa recibir la propuesta de Lima Airport Partners (LAP), con la asesoría del MALI, para crear esculturas de grandes dimensiones destinadas a las zonas de marketplace nacional e internacional del aeropuerto. El objetivo del proyecto era dotar al espacio de una identidad peruana a través del arte.

Se le pidió explícitamente evitar los clichés de nuestra cultura: dejar de lado el ceviche, la llama o la imagen icónica de Machu Picchu. El lenguaje debía ser accesible y amigable para el usuario. Por ello, Higa optó por el lenguaje figurativo, considerándolo el más empático. Descartó cualquier propuesta abstracta o conceptual e imaginó estos animales de formas amables, que hablaran de nuestra diversidad natural y riqueza cultural. “Quería combinar la fauna con los relatos orales”, explica.

Así, el osezno andino simboliza el guardián de los bosques y la montaña, representando a las especies de la costa y de la sierra. La rana atigrada lemur, ubicada en el marketplace nacional, se asocia al mayantu, el sabio amazónico de las plantas medicinales. Para Higa, estos personajes icónicos representan los guardianes del aeropuerto y de los viajeros.

Además, estos animales protagonizan una serie de productos de merchandising, ya que forman parte del concepto visual del aeropuerto. Asimismo, LAP está preparando animaciones, videos y un documental con Higa como parte del storytelling de la nueva terminal.

La Magnitud de las Obras

Conocido por sus esculturas de gran formato, las piezas instaladas en el Aeropuerto Jorge Chávez son las más grandes del artista hasta la fecha. Uku mide seis metros de altura, su cría 3.50 metros y la rana, sentada sobre sus largas patas, se eleva cinco metros del suelo. Su pose evoca la preparación de plantas o el deseo de un buen viaje. “A pesar de las grandes dimensiones de las obras, han quedado muy bien integradas con el entorno arquitectónico. Para eso, hubo mucho diálogo con los diseñadores y arquitectos del aeropuerto. Se hicieron muchas animaciones previas para estudiar la ubicación exacta de las piezas”, explica el escultor.

Con más de tres décadas de trayectoria artística y más de veinte años enseñando escultura, Higa ha expuesto su obra en galerías y museos de Japón, Estados Unidos, República Checa y Perú. “En mis 33 años de carrera he vivido muchos momentos maravillosos. Hay veces que uno cree que ya pasó lo mejor. Sin embargo, esta invitación ha sido una experiencia única. Ha sido un lindo reto”, explica el artista. Después de bocetos a mano alzada, dibujos finales, bocetos en plastilina e impresiones en 3D aprobadas una a una, dedicó nueve meses al trabajo final: las esculturas de gran formato realizadas en resina, fibra de vidrio, pintura poliuretánica y barniz. Dada la magnitud del proyecto, el artista organizó un equipo de trabajo profesional y adecuó un taller sin techo en el distrito de Magdalena para realizar las piezas.

Cabe destacar que el traslado de las obras también supuso complejidades. Tuvieron que ser cortadas en pedazos para poder pasar las puertas del aeropuerto y ser vueltas a armar en el interior.

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