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fusilado físicamente luego de la debacle de la rumbo al Mundial 2026. El rostro adusto, con la respiración difícil y la sangre caliente retratan al jugador emblema de lo que parecía ser una generación bendecida por la experiencia mundialista, pero que hoy resume la derrota. Tapia, a semanas de cumplir los 30 años, luce adrenalínico y consternado y frente a las cámaras evita la autocrítica con una vieja fórmula propia de los capitanes, de los caudillos en el fútbol: apela a romantizar el amateurismo y transfiere la culpa a terceros con una frase que sabe, dará pie a la polémica lejos del camerino. ¿Qué quiso decir el ex ‘Capitán del futuro’ y por qué eligió el colapso de la eliminación mundialista para decirlo?

Empecemos por el contexto. Son casi las 11 de la noche del martes 10 de junio y el clima frío de junio en Lima se hace gélido en el Estadio Nacional. La selección peruana, que debía ganar como sea, apenas igualó 0-0 ante Ecuador y con eso quedó a seis puntos del puesto de repechaje a falta de seis puntos por jugar.

Dirán los científicos que matemáticamente la bicolor no está eliminada y agregarán los creyentes que, bajo ciertos resultados épicos y legendarios, podemos llegar al séptimo lugar y lograr la repesca a Estados Unidos 2026. Sin embargo, lo cierto es que estamos eliminados merecidamente.

Nos ganamos a pulso el penúltimo lugar en las Eliminatorias más accesibles de la historia a nivel Sudamérica. Hubo errores puntuales desde el comando técnico y, principalmente, desde las decisiones dirigenciales. Si el fracaso debe llevar nombre y apellido entonces debe llamarse Agustín Lozano, que así es como se llama el presidente de la Federación Peruana de Fútbol. En ese nivel de jerarquía se reparten las culpas y luego siguen los dirigentes, los entrenadores y en el último escalón, los jugadores.

Sí, los jugadores. Porque ellos no eligen jugar mal. Nunca. Ellos son la primera línea defensiva y los más expuestos cuando los que deciden arriba se equivocan.

El lamento de los seleccionados peruanos tras el empate ante Ecuador. (Foto: GEC)
El lamento de los seleccionados peruanos tras el empate ante Ecuador. (Foto: GEC)

¿Pero a qué se refirió Renato Tapia?

“Creo que todo el mundo se dio cuenta que comenzamos la Eliminatoria muy tarde. Desde la llegada de Óscar [Ibáñez] nos ha dado no tanto en el juego, que ya lo teníamos, sino en lo anímico algo muy bueno“, advierte tapia con convicción pero sin claridad en sus palabras. ¿Quién es todo el mundo? Solo él lo sabe.

Luego hay una afirmación reveladora con el “comenzamos la Eliminatorias muy tarde”, frase que parece cuestionar directamente lo hecho tal vez por Juan Reynoso y luego por Jorge Fossati. Para rematar, Tapia luego de poner en tela de juicio lo anterior, exalta lo hecho en el presente, como para que no quede dudas de la comparación. “Desde la llegada de Óscar... algo muy bueno”. Tapia respalda al nuevo técnico.

Renato Tapia solo disputó el 59% de minutos en estas Eliminatorias 2026. (Crédito: FPF).
Renato Tapia solo disputó el 59% de minutos en estas Eliminatorias 2026. (Crédito: FPF).

¿Qué quiso decir el ‘Capitán del Futuro? Solo él lo sabe. Eso sí, la consecuencia inmediata -grave y peligrosa- es la libre interpretación de sus palabras en una coyuntura en que la herida por el fracaso luce inflamada. Todo hiere, todo daña. Y Tapia, posiblemente lo sabe.

Que respalde al actual entrenador en pleno fracaso no está mal. Que lo haga reforzando la idea de que lo anterior fue malo y que la culpa no es de ellos sino de quienes deciden, implica exponer a los que deciden. Es decir, a la FPF. A Lozano.

No es un secreto que hubo incomodidad de un buen grupo de seleccionados en el último tramo de la era Fossati. El rumor se filtró en los medios. Su permanencia se volvió insostenible no solo por los resultados, sino también porque el uruguayo no supo mantener el arraigo y la confianza del grupo con la idea. Algo muy similar sucedió con Reynoso, quien dinamitó en poco tiempo todo lo bueno -y poco- que había heredado de Gareca desde la idea de juego.

  • Los técnicos de Perú en Eliminatorias 2026
TécnicoPJPGPEPPPts
Juan Reynoso60242
Jorge Fossati61235
Óscar Ibáñez41215

Renato Tapia y el amateurismo

Decía Marcelo Bielsa que apelar al amateurismo es el último recurso cuando la justificación no puede sostenerse desde el análisis y la autocrítica no es una opción amigable para el ego.

“Ustedes lo saben, no lo quieren decir. Nosotros los jugadores somos los que ponemos el pecho por más que digan que uno tiene 35, otro 40. Somos los únicos que ponemos la cara. Viene gente que está lesionada y arriesga su físico por la selección”, agrega Tapia mitificando el heroísmo del ídolo en el fracaso.

Resaltar la entrega, el compromiso y el sacrificio en un futbolista profesional suele ser recurrente, aún más en la crisis. Que Tapia dispute cada pelota como si fuera la última y desfallezca en cada jugada es elogiable, pero también es una consecuencia de las pocas habilidades / recursos del equipo para resolver en el juego. Y ahí las culpas se reparten.

¿Cómo desmitificamos esa frase entonces? En un fútbol tan competitivo y de nivel ultra profesional más que un acto de heroísmo resulta una irresponsabilidad aceptar una convocatoria sin estar al 100% a nivel físico. Peor aún el que convoca. No es elogiable que “alguien” arriesgue su físico por la selección. Es irresponsable y también una razón para que el rendimiento (individual y colectivo) sea menor.

Eso sí, el “sacrificio” del jugador magnifica su legado cuando va ligado al éxito. En el fracaso, suele sonar a excusa. A ser el único sustento incapaz de ser medido razonablemente en base a datos. Por eso sigue siendo una respuesta tan eficiente.

  • Renato Tapias en Eliminatorias 2026
JugadorPartidosMinutosGoles
Renato Tapia108550

La dictadura del vestuario

La otra gran evidencia en las palabras de Tapia es que es el vestuario quien manda. No el técnico ni el dirigente. Es el vestuario. Esto también parece ser una regla común en el fútbol. Es finalmente la buena muñeca del entrenador para saber complacer y exigir al equipo aquello que lo mantendrá en el puesto. Pasa en todas partes. Y obviamente, esto trae peligros.

Tapia no exalta la habilidad técnica ni la lucidez en el análisis de Óscar como entrenador de la selección peruana. Apela más a la administración acertada de emociones que ha tenido el exarquero en el camerino: el restablecimiento de la confianza.

Hay que deducir entonces que en las anteriores etapas, con Reynoso y/o Fossati, esa confianza se fue perdiendo progresivamente. Sea por el cambio del sistema, por la erradicación de los automatismos aprendidos en siete años de Gareca y a consecuencia también de los resultados. Existen varios factores pero un solo resultado: la pérdida de confianza y con ello el deterioro del rendimiento.

Ibáñez sumó su cuarto partido con la selección peruana, logrando cinco puntos de 12 posibles. (Foto: FPF)
Ibáñez sumó su cuarto partido con la selección peruana, logrando cinco puntos de 12 posibles. (Foto: FPF)

¿Qué hizo Ibáñez para reestablecer esa confianza? No hubo innovación en la estrategia ni deslumbrantes apuestas en lo táctico. Solamente dio carta libre a los referentes para que conduzcan a la selección hacia lo que más y mejor se acomodan. Tapia jugó de Tapia, Advíncula hizo de Advíncula, Paolo de Paolo, y así según las posibilidades.

Lo que hemos visto con Ibáñez es un Perú intentando jugar a lo Gareca con más limitaciones y intérpretes menores. Es decir, volvimos a la esencia que la FPF quiso desterrar y autosabotear en dos años con técnicos totalmente opuestos a lo que dictaba la hoja de ruta.

Y ahí también hay un problema: se intentó ese cambio de chip con los mismos jugadores. Como querer armar dos figuras de lego distintas con las mismas piezas. La pregunta es, ¿qué tan dispuesto estuvo el camerino a cambiar de chip y si es que ese nivel de disposición también influyó en la pérdida de nivel en dos años? Solo los seleccionados lo saben.

Solo ellos deciden.

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SOBRE EL AUTOR

Es subeditor de Deporte Total y contenido transversal del diario El Comercio. Fue Jefe de la Zona Deportiva de Grupo El Comercio. Se inició como periodista en el 2009 en diario Correo. Ha sido editor digital, editor general y director periodístico del diario EL BOCÓN, también editor general de diario DEPOR. Enviado especial al Mundial Brasil 2014.