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Si no hubiera sido futbolista habría optado por ser profesor de educación física o trabajar junto a su padre en un almacén. Disfruta de un asado más que del cebiche y desde que pisó Lima, allá por el 2020, estuvo convencido de que dejarlo todo atrás en su natal Santa Fe valdría la pena. Cinco años después, aquél espigado delantero que parió Newell’s tiene ya la nacionalidad peruana y está más cerca de cumplir un sueño desde que lo contactaron desde tienda blanquiazul a pedido expreso del técnico Gorosito: ser campeón en el fútbol peruano. Se llama Gaspar Gentile, tiene 30 años y cuatro posiciones desde las que puede conquistar Matute con Alianza Lima.